Cómo ocurre de forma bastante habitual, la aparición de ciertos estudios, artículos o libros nos hacen reflexionar acerca de nuestra vida o profesión. En este caso se trata de un libro que aún no hemos podido leer “Los nativos digitales no existen” (Susana Lluna y Javier Pedreira.2017. Ediciones Deusto), pero que nos ha suscitado una reflexión que, creemos, bien vale la pena compartir aquí: ¿Estamos listos para investigar a las nuevas generaciones?
Llevamos ya un tiempo escuchando la expresión “nativo digital” para referirse a los nacidos a partir de mediados de los noventa, quienes, supuestamente acostumbrados a la presencia de ordenadores y otros dispositivos digitales en sus vidas, no necesitan que nadie les enseñe a utilizarlos. El libro en cuestión defiende la idea de que estos (supuestos) “nativos digitales” no son tales, ya que no nacen con una “ciencia infusa” para moverse en el mundo digital (igual que un bebé nacido en Rusia no nace ya sabiendo ruso), y que no son competentes en cuestiones digitales por el mero hecho de haber nacido en este entorno digital. Incluso aunque admitiéramos llamarles “nativos” por este hecho (nacer en un entorno digital,igual que hablamos de profesores nativos de idiomas), tampoco podemos considerarles realmente competentes en el funcionamiento de“lo tecnológico” o de “lo digital” simplemente por haber nacido en unos años concretos.
Pero más allá del debate que propone el libro acerca de la existencia o no de esta generación, nuestra reflexión se centra en la necesidad e importancia de abordar adecuadamente la continua evolución de nuestra “materia prima”: LAS PERSONAS.
Desde la perspectiva profesional de un investigador, el público objetivo (en terminología técnico-profesional) debería ser una de las mayores preocupaciones en nuestro día a día. Es evidente que hay otros muchos retos que afrontar en el sector (Nuevas metodologías, Big Data, Nuevas tecnologías, Timings,…), y que debemos defender nuestra aportación en todo el proceso de investigación (expertise, análisis, creatividad…), pero estaremos de acuerdo en que aquellos que son nuestra principal fuente de información y datos, no pueden ser, ni mucho menos, obviados.
Bajo nuestro punto de vista, la investigación de mercados debe hacer un esfuerzo continuo por adaptarse a la realidad social que la rodea.Y las personas, los seres sociales que la habitan (esta realidad social), son los elementos básicos y fundamentales para conseguirlo.
No vamos a ser capaces de dar respuestas útiles a nuestros clientes si no somos capaces de conocer y entender bien a quiénes se sientan en nuestras salas de grupo o a quiénes les pasamos nuestros cuestionarios cuantitativos.
Es por ello que conocer adecuadamente a quién nos dirigimos, con quién hablamos y a quién preguntamos es, hoy(como siempre), un must en nuestra profesión.
Ya hoy nos topamos continuamente con ellos en el metro, en la calle o en el supermercado, pero no falta mucho para que estos “nativos digitales” (o cómo acabemos llamándoles) sean quiénes mayoritariamente participen en nuestros estudios y contesten a nuestras preguntas.
Y como ellos, otros muchos grupos y generaciones de personas distintas que están por venir.
La investigación no es una profesión (sólo) de “despacho y ordenador”. Conocer a quiénes están al otro lado, quiénes son, cómo son…no sólo depende de lo que nos digan durante nuestras propias investigaciones. Ser investigador requiere vivir con los ojos permanentemente abiertos, ser curioso, observar con detalle todo lo que ocurre a nuestro alrededor, ser capaces de detectar el ambiente que nos rodea, conectar con nuestro entorno, su gente, sus comportamientos,… La investigación que hacemos después en nuestra mesa y con nuestro pc es sólo la parte “técnica” y “oficial” de nuestro trabajo (que no es poco).
Debemos, hoy más que nunca, potenciar nuestras habilidades interpersonales, adaptarnos y ser flexibles. Solo así seremos capaces de proponer más y mejores soluciones y, sobre todo, más apropiadas a nuestros clientes.
Por todo ello, más allá de la existencia o no de los “nativos digitales”, es indiscutible que las personas cambian, que los “targets” evolucionan y que nuestro deber es conocerles y adecuarnos a ellos. Creemos que es muy necesario que, en un mundo tan abocado a la inmediatez y a los datos “fáciles” que nos proporciona Internet, pongamos el foco sobre quiénes son nuestro principal objeto de estudio y pongamos en valor su importancia: el de las personas.
No se trata sólo de incorporar la tecnología o crear nuevas metodologías, algo que el sector lleva ya no pocos años llevando a cabo. Se trata de que tengamos en cuenta para qué y para quién lo estamos haciendo. Y este si que es un reto inexcusable.
Aitor Vargas & Laura Isierte