¿Es hoy posible la verdad?

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Hay  un pasaje bíblico que siempre me resultó inquietante, que me genera desasosiego y desazón cada vez que lo leo: se trata del diálogo que mantienen Jesús y Pilatos antes de ser condenado a muerte.  ¿Y qué es la verdad? le pregunta Pilatos. Jesús no responde y Pilatos sale donde estaban los judíos.

Siempre he tenido la vivencia y la sensación de que no hay respuesta para esta pregunta, que la verdad es imposible, especialmente en nuestra época.

A riesgo de simplificación, tomo como punto de partida la definición de verdad de San Agustín: “lo verdadero es aquello que es”. Aristóteles afirma que el objeto de la ciencia es la verdad y que el hombre con la inteligencia, el raciocinio, los sentidos, el conocimiento… es capaz de llegar a la verdad.

La semiótica sitúa el terreno de la verdad en la confluencia entre “ ser y parecer”, la mentira entre el “no ser y  parecer”, el secreto en el “ ser y no parecer” y la falsedad entre el “ no ser y no parecer.”

El diccionario de la lengua recoge dos acepciones de verdad:

  1. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente
  2. Conformidad de lo que se dice con lo que se piensa o siente

Partiendo de estas diferentes aproximaciones de la verdad – filosóficas, semióticas, semánticas… - constato que actualmente se dan  una serie de fenómenos sociales que dificultan la aprehensión y el amor por la verdad.

Sociedad de la apariencia: A nadie se le escapa que la apariencia prima como valor y expresión  de nuestra sociedad. El imperativo de la apariencia nos hace renunciar a lo que somos para aceptar la falsedad, el bulo o la mentira como la mejor estrategia de supervivencia. La competitividad y exigencia que existe en todos los órdenes de la vida (trabajo, estudios, relaciones de pareja, familia… ) , nos aboca a aparentar lo que no somos. Y aparentar lo que no somos viene facilitado por nuestra condición de  seres inseguros, dependientes, frágiles  y por la necesidad de agradar y cumplir las expectativas sociales ( ricos, guapos ,estar a la última …)

 Las nuevas tecnologías, así como ciertas actitudes dominantes en los individuos de nuestra época – desvergüenza, imbecilidad, falta de educación y decoro, falta de respeto -  nos facilitan enormemente el ejercicio de la apariencia, aunque esto no es motivo para que continuamente nos estemos disfrazando.

La apariencia, el bulo, la mentira… ( todo ello bajo el concepto aparentar, ser lo que no se es ) encierra un deseo tremendo de protagonismo pasado por el principio de todo vale con tal de conseguirlo. La apariencia es el ejercicio efímero de sentirse protagonista de la historia, de los acontecimientos, de las noticias. Hoy en día, con un whatsapp, una cámara de video o  instagram en sus manos cualquiera puede jugar a ser famoso, político, filósofo o periodista. 

Intermediación. Vivimos en una época de intermediación, es decir, de imposibilidad de acceso a la realidad, a las cosas, a lo objetivo. Bien se trate de noticias o de mera información, los tertulianos o comentaristas se encargan de hacérnosla llegar bajo el filtro de su punto de vista. Si queremos contactar o acceder a un  hotel, línea aérea, restaurante o similar, se interponen los trivago, booking,  eltenedor o los edreams de turno y te impiden contactar, directamente con el hotel o restaurante. Si nos apetece comprar productos al labrador, hortelano o lechero nos lo ponen difícil por los contratos de exclusiva con grandes superficies y distribuidores.

Todo para impedir que tengamos contacto con la realidad, con lo que realmente ocurre, con lo aséptico y objetivo, sin adornos ideológicos o partidistas, sin la pátina de brillantina de las naranjas y sin el ranking pagado e interesado de los buscadores .

La distancia cada vez mayor entre el individuo y la realidad , con ayuda de los filtros  que imponen tertulianos, buscadores y distribuidores… hacen cada vez más difícil e imposible el acceso a la verdad.

Difuminación de los límites y confusión de lenguaje.  La palabra posverdad es la palabra del año. Se refiere a aquello que no se apoya en la realidad sino en los sentimientos o creencias. La postverdad es la aseveración que no se basa en hechos objetivos sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público. La posverdad es el recurso que hace que lo imaginario o simplemente falso aparezca como verdad.

Mauro González
Socio director de Punto de Fuga

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