Los valores del deporte...

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Hace pocos años… No era una tarde cualquiera, ni un penalti más. La zurda de oro del fútbol mundial es consciente de lo que representan, en estos momentos, los once metros: la distancia que debe recorrer la pelota hacia su deseo de sentir el anhelado tacto de la red. Un camino que puede seguir dos trayectorias: la del triunfo, obteniendo una Champions League para su equipo, el F.C. Barcelona, o la del no éxito –perder una final no se debe etiquetar de fracaso.

Al acariciar con sutileza el cuero con las dos manos, como quien busca adivinar el futuro en una bola de cristal, no solo proyecta lo que supondría este gol – su firme candidatura hacia la conquista del balón de oro; también rememora en su mente fotogramas del pasado escenificados por los valores que han permitido llegar hasta aquí. Años de disciplina y esfuerzo de quién sabe que no solo con talento se alcanza el éxito. Valores acompañados por otros no menos relevantes como el trabajo en equipo, la solidaridad y la constancia. Es momento de no pensar, sí de sentir; inicia la carrera hacia el golpeo y…

Ha pasado tiempo desde su debut en Moto3. Años trazados por frenadas apuradas, rodillas desgastadas por tumbadas que ponían al límite la lucha de fuerzas (gravedad vs centrífuga), de caídas doloras… de creer que se podía. Una carrera no solo contra el cronómetro sino contra todos, contra todo. Pero el esfuerzo ha merecido la pena porque ha llegado el momento; tres curvas más y el campeonato del mundo de motociclismo es suyo. Una vida llena de rectas que impulsaban su confianza, pero también de curvas que socavaban las dificultades que representaba el inalcanzable reto al que se enfrentaba. Sabía que el atrevimiento, la confianza (personal y con el equipo) y la lucha innegociable, debían seguir siendo los valores que monitorizaban su progresión hacia el éxito. Un último viraje a la izquierda, ya se nota el rugido de la afición …

Supongo que a medida que ibas leyendo estas gestas, has ido personalizándolas en torno a nombres y apellidos de destacados deportistas masculinos. ¿Me equivoco demasiado si me aventuro a pensar que en tu imaginario surgieron las figuras de deportistas como Leo Messi o Marc Marquez?

He de confesarte que al escribirlas no estaba siendo inspirado por estas figuras, sino por mujeres deportistas que son referentes actuales, iconos que han sido capaces de romper barreras que, hasta hace poco, parecían insuperables: Alexia Putellas, primera jugadora española en ganar dos balones de Oro, y Ana Carrasco, primera mujer en ganar el campeonato del mundo de motociclismo (en la modalidad Supersport 300, compitiendo contra 40 pilotos). Deportistas españolas que, como muchas otras (Ruth Beitia, Carolina Marín, Mieria Belmonte, Laia Sanz, Lydia Valentín, Sandra Sanchez…), se están erigiendo en los últimos años en referentes en el que mirarse; fuentes de inspiración para jóvenes deportistas que seguro, forrarán sus carpetas con imágenes de estas, sus nuevos iconos deportivos y sociales.

 

Porque si se están erigiendo en símbolos de referencia no es solo por sus innegables éxitos deportivos, sino porque están cimentados bajo un paraguas de valores que, a día de hoy, tanto demanda la sociedad - tal y como se refleja en el informe “Sociedad y Valores” (lanzado hace unos días por Havas Media Group, y en el que Punto de Fuga ha sido el partner de investigación): me refiero a valores como la ética, Solidaridad, Empatía, Esfuerzo, Inclusión y, como no, la Igualdad, entre otros.

El crecimiento y fortalecimiento del deporte femenino está generando cambios en su alcance, en la significación de las deportistas, en identificación con los ídolos que nos acercan y conectan con las diferentes disciplinas deportivas. Aún queda camino por recorrer, pero en la medida que sea de la mano de valores tan relevantes para la sociedad como los comentados, los logros – deportivos y sociales - estarán cada vez más cerca; los valores del deporte… femenino.

Alberto Plazas

Account Director

Foto de portada de Steven Lelham en Unsplash 

Dibujo que acompaña al texto de Alberto Plazas

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