PFinsights #31: Solidarios por cómo está el mundo, movilizados si nos toca de cerca
En esta nueva edición de PFinsight #31 abordamos cómo conecta la solidaridad con la población. En primer lugar, conviene destacar una sensación compartida que atraviesa a la sociedad: mientras cada uno siente que, con mayor o menor dificultad, se apaña en lo personal (valoramos nuestra situación con un 6,4/10), el mundo exterior se percibe claramente deteriorado (mi país y el mundo se valora por debajo del 5): aprobamos nuestra vida cotidiana, pero suspendemos el contexto global.
Este escenario es un buen caldo de cultivo para que la solidaridad aflore, emergiendo como un valor clave - Si me siento mejor que los demás, estoy en una situación de partida más favorable para impulsar mi solidaridad. Y es que la sociedad española se siente solidaria: casi 9 de cada 10 personas se consideran solidarias. Queremos ayudar, queremos implicarnos.
Resulta muy destacable cómo la conexión con la solidaridad se activa de diferentes modos en función de las generaciones con las que hablemos:
- Los perfiles más mayores (Gen X y Boomers) tienden a donar y a realizar aportaciones económicas - una solidaridad más colaborativa, mientras...
- los más jóvenes (especialmente la Gen Z) se decantan por implicarse y participar - una solidaridad más participativa. No es menos compromiso, es otra manera de entenderlo.

Además, hay un factor muy determinando cuando hablamos de solidaridad y es la "cercanía". Cuando la situación se siente cercana, concreta, reconocible (de nuestro barrio, de nuestra ciudad o país) la implicación aumenta. Pero cuando se siente lejana o abstracta, la solidaridad pierde fuerza y se diluye.
¿Qué nos está limitando ser más solidarios? La solidaridad compite con límites muy reales: el bolsillo, la falta de tiempo y la desconfianza son los grandes frenos que se encuentra la población para ofrecer un lado más solidario.
Nos hemos encontrado con una sociedad que se percibe solidaria, que tiene predisposición a apoyar a otras personas o causas, pero también percibimos una sociedad cansada, selectiva y condicionada por el contexto. Somos un país con ganas de ayudar… siempre que la realidad lo permita.
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